Razones del surgimiento y éxito de los mitos psicológicos

A continuación voy a describir algunas de las causas por las cuales surgen los mitos de la psicología popular y por las que son tan populares, tan arraigadas en la sociedad y en la conciencia colectiva

  • La necesidad de respuestas sencillas y la toma de decisiones instantáneas

La vida nos desafía continuamente: necesitamos bajar de peso, dormir bien, sacar buena nota en los exámenes, tener satisfacción en el trabajo, encontrar la pareja para toda la vida, etc. Así que la vida no es fácil y cuando nos ofrecen recetas simples y rápidas a estos desafíos, la tentación es grande. Las dietas milagrosas, los cursos de lectura veloz u otras maravillosas ofertas pueden parecernos irresistibles y no es de extrañar que la gente acude a ellas. La mala noticia es que los estudios demuestran a las claras que las personas en seguida recuperan el peso que perdieron con la dieta milagrosa y el aumento de la velocidad de lectura de lectura viene aparejado con la menor comprensión lectora y que, en general, todos estos anuncios se basan en el engaño. Lo que suena demasiado lindo para ser cierto –como lo dijo una vez Carl Sagan- no es cierto.

  • Selectiva forma de tratar a la percepción y la memoria

Nunca percibimos la realidad exactamente como es: en el proceso de la percepción intervienen demasiados factores y aun así, su producto final está sujeto a nuestra interpretación de acuerdo con nuestras creencias y preconceptos. Sin embargo, la mayoría de las personas vive inconsciente de este mecanismo y cree en un ingenuo realismo, el cual alimenta la creencia en los mitos de la psicología popular. 

Un ejemplo de la percepción y la memoria selectivas es la tendencia de enfatizar los aciertos frente a los desaciertos. Esta regla se puede esquematizar a través de la siguiente tabla.

Muchos escenarios concretos pueden ser analizados a través de esta tabla que representa las combinaciones que pueden darse entre dos variables. Tomemos, por ejemplo, una opinión según la cual la luna llena tiene algo que ver con la salud mental de la gente y se traduce a veces en la creencia que durante la Luna llena se internan más personas a los hospitales psiquiátricos que en otros días; algo que a veces el mismo personal de estos nosocomios sostiene. Si aplicamos nuestro ejemplo a la tabla de los cuatro elementos más arriba, en la casilla A tendríamos casos de internaciones durante la noche de la Luna llena, la B representaría la ausencia de internaciones en las noches de la Luna llena; el C correspondería a internaciones durante las noches sin la Luna llena y finalmente la casilla D, los casos en los que no hubo la Luna llena ni tampoco internaciones. Si llenásemos estas casillas con datos empíricos de una muestra real, ahí recién podríamos calcular la correlación entre ambas variables, algo que se hizo varias veces, pero nunca todavía arrojó el resultado esperado por los que creen en esta correlación.

El problema consiste en que en la vida real poca gente se preocupa por hacer estos cálculos, mientras que en sus experiencias suele centrarse excesivamente en la casilla A, restando la importancia a las demás casillas (especialmente a la B que demuestra lo contrario de lo que la gente cree). Esto se debe a que los casos correspondientes a la casilla A son más interesantes, fáciles de recordar y acordes con las creencias preconcebidas de la gente. Así que cada vez que se interna algún paciente durante la Luna llena lo recuerdan muy bien y lo usan para reafirmar su teoría, mientras que los eventos ocurridos que se anotan en la casilla B, no les llaman la atención o quedan desapercibidos.

  • Inferencia de las causas a partir de la correlación

Cuando dos fenómenos coexisten (están correlacionados) tenemos la tendencia de creer que uno de ellos es la causa del otro. Sin embargo, en la ciencia esto no funciona así sino que cuando dos variables A y B están correlacionadas esto significa que pueda haber tres explicaciones: (1) que A puede ser la causa de B, (2) B puede ser la causa de A o (3) puede existir una tercera variable C que es la causa de A y de B.

Un ejemplo del campo de la psicología: los estudios demuestran que cuando alguien ha sido violentado en la niñez, es más probable que también sea un agresor siendo adulto. Mucha gente, incluyendo a los psicólogos, saca de este hecho la conclusión, según la cual el maltrato físico en la niñez hace que la víctima sea un agresor en su vida adulta. Interpretación conocida como el “ciclo de la violencia”. En este caso se asume que sufrir la violencia en la niñez (A) es la causa de infringirla a otros en la vida adulta (B). Desde luego, lo contrario no puede ser cierto porque la causa siempre tiene que preceder a la consecuencia y es imposible que la violencia de un adulto sea la causa de los abusos sufridos en la niñez, sin embargo la hipótesis que analizamos no excluye la tercera posibilidad (C) que podría ser una causa genética que afecta tanto al A como al B. Es decir, es posible que un gran porcentaje de los padres agresivos para con sus niños, tenga una inclinación genética de hacerlo, la cual es trasferida por los padres a hijos que luego también resultan ser agresivos. De hecho hay estudios que parecen confirmar esta tesis.

  • Razonamiento post hoc, ergo propter hoc

Esta clase de razonamiento, proveniente de la lógica clásica, se podría traducir como “después de esto, luego a causa de esto”. Muchos asumen que cuando dos fenómenos ocurren sucesivamente uno después del otro, entonces el primero debe ser la causa del segundo, pero esto la mayoría de las veces no es cierto, aunque pueda aparentar serlo.

Por ejemplo, mucha gente que consume las “medicinas” homeopáticas afirma luego que se siente mejor. Sin embargo sabemos fehacientemente que estos remedios no tienen absolutamente ningún efecto sobre el organismo humano que podría detectarse con pruebas laboratoriales. Otros, después de una o dos sesiones de psicoterapia aseguran sentirse mucho mejor, aunque es poco probable que sus tratamiento haga algún efecto en tan corto tiempo. En estos dos y otros casos funciona lo que los psicólogos llaman el efecto placebo: una mejora causada solo y exclusivamente gracias a las expectativas de los pacientes y su convicción de que el tratamiento que reciben es efectivo.

  • Prueba no representativa

Así se llaman las generalizaciones que se hacen sobre la base de los grupos que no representan sus respectivas poblaciones. Por ejemplo, los psicoterapeutas entrevistados en los medios masivos de comunicación, cuando comparten sus experiencias del consultorio, cuentan que una gran mayoría de sus clientes que sufren severos trastornos mentales es agresiva. Consecuentemente, el público puede sacar de esto una conclusión falsa, según la cual la mayoría de las personas con dichos trastornos es agresiva y sentirse amenazada por ellos. No es que los psicoterapeutas mienten; resulta que en su trabajo se encuentran con personas no representativas para su grupo: solamente con pacientes que se deciden a iniciar el tratamiento.

Estos mismos psicoterapeutas, para ofrecer otro ejemplo, afirman (es de suponer que tampoco maliciosa ni engañosamente) que es extremadamente difícil dejar de fumar sin la ayuda de un tratamiento. Sin embargo los estudios empíricos muestran que mucha gente resuelve este problema por sí sola, sin la ayuda del psicólogo. Y los que son pacientes de los psicoterapeutas, en su mayoría son precisamente aquellos que no pudieron dejar de fumar solos.

Probablemente en uno y otro caso los psicoterapeutas son víctimas de lo que algunos especialistas en la estadística llaman “la ilusión del clínico”, que es una tendencia observada en los médicos de inflar el grado de cronicidad de las enfermedades tratadas. La causa de esta ilusión es precisamente la formulación de las generalizaciones basadas en pruebas no representativas.

  • Inferencia de la similitud

Muchas veces concluimos algo porque algunas cosas o fenómenos se parecen. A veces este mecanismo funciona bien: cuando vemos un grupo de personas enmascaradas saliendo del banco con armas de fuego, gritos y corriendo al auto estacionado en marcha allí cerca, concluiremos que son los asaltantes porque ya vimos semejantes escenas antes en las películas. Desde luego que podría tratarse de un simulacro de asalto o de la filmación de una escena para la película, pero de todas formas lo más prudente en este caso es aplicar nuestra inferencia de la similitud y extremar cuidados.

Sin embargo, esto no se debe aplicar en todos los casos y menos en los procedimientos relacionados con la ciencia y la psicología. Un ejemplo nos ofrecen los test de la personalidad (un ejemplo de ello lo pueden ver en una de mis entradas del blog aquí aunque en este caso se trata de otro diferente). Uno de ellos consiste en dibujar personas o una pareja de ellas, por parte de los pacientes. El que participa en este test tiene la plena libertad de dibujar la persona de la forma que quiera. Mientras tanto, sobre la base del dibujo, el terapeuta formula el diagnóstico. Resulta que algunos de los psicólogos que utilizan este instrumento afirman, por ejemplo, que cuando el personaje dibujado tiene ojos grandes significa que el paciente sufre paranoia, la cabeza grande es el signo de narcisismo (egocentrismo) o un hombre con corbata definitivamente revela una sobreexcitación sexual (ya que la corbata para ellos simboliza el órgano sexual masculino).

El error de todos estos supuestos consiste en sacar conclusiones sobre la base de una superficial similitud entre ciertas características del dibujo y las supuestas características psíquicas del dibujante. Y digo error porque los estudios demuestras que no existen las correlaciones que estos psicólogos asumen: entre lo que estos pacientes dibujan y lo que son psicológicamente hablando.

  • Falsas imágenes mediáticas

Muchos problemas psicológicos y sus tratamientos se enfocan en los medios de información y el entretenimiento de manera poco seria y sensacionalista, con el morbo de por medio y la desinformación. Por ejemplo, en las películas de terror o de acción se muestran a veces escenas de terapia con electrochoques (ECT — electroconvulsive therapy, del inglés), donde vemos cómo estas personas sufren y convulsionan violentamente. Es cierto que anteriormente esta clase de terapia era una acción chocante, muchas veces peligrosa, pero desde algunas décadas, gracias a los avances importantes de la medicina, hoy en día es un tratamiento menos peligroso estadísticamente que la anestesia y que, con la tecnología actual, no produce convulsiones.

Un ejemplo diferente, porque en vez de promover una imagen negativa de algo, lo hace de manera positiva, es atribuir a las personas con autismo algunas dotes especiales, intelectualmente geniales; en eso especializa bastante la industria del cine hollywoodense. Basta recordar la famosa producción del 1988 que ganó el premio Oscar, en la cual Dustin Hoffman protagonizó al personaje de un “idiota genial” en la película Rain Man. De ahí que mucha gente cree que las personas con autismo poseen capacidades impresionantes de cálculo o tienen una memoria prodigiosa, mientras que los estudios demuestran que sólo el 10 % de personas con autismo tiene el síndrome de savant (o “síndrome de sabio”, esta extraña afección de las personas con discapacidades mentales significativas que demuestran ciertas habilidades en un grado muy por encima del promedio).

  • Exageración

Algunos de los mitos psicológicos no son totalmente falsos sino que consisten en una generalización –exagerada y no justificada- de ciertas afirmaciones que son, al menos hasta cierto grado, verdaderas. Por ejemplo es indiscutible que muchas personas no aprovechan todo su potencial intelectual y ni siquiera saben de ello, pero de ahí no se desprende que la mayoría de nosotros solamente utiliza el 10 % de su cerebro, que es falso (ver el #Mito 1). Al igual que puede ser verdadero el hecho, según el cual algunas diferencias entre personas que viven en pareja –como las aficiones o rasgos de personalidad diferentes- pueden aportar a la relación positivamente, ya que una relación en la que ambas personas en todo están de acuerdo podría ser armonioso pero muy aburrido, sin embargo, generalizar a partir de eso que “los opuestos se atraen” es una exageración y es falso en cuanto a las relaciones de pareja se refiere.

También sabemos que los hombres y las mujeres tienen unas maneras de comunicarse diferentes, pero a partir de estas diferencias comunicacionales algunos autores de la psicología popular tratan de argumentar a favor de una fundamental diferencia entre los sexos manifiesta por ejemplo en que “los hombres son del Marte y las mujeres de Venus” y toda la pop industria “psicológica” que sigue este absurdo.

  • Confusión terminológica

Finalmente, la creación de los mitos puede originarse también en la terminología utilizada por la psiquiatría y psicología. Por ejemplo el término “esquizofrenia”, que en sus orígenes al principio del siglo XX se definía como “mente fisionada” o “dividida”, lo cual era equivocado, pero al persistir hasta hoy genera la creencia, de que los esquizofrénicos tienen más de una personalidad. De esta manera la gente confunde la esquizofrenia con otro trastorno denominado “trastorno de la personalidad múltiple” (hoy en día llamado “trastorno de identidad disociativo”).

Otro ejemplo se relaciona con la hipnosis: ya que la misma palabra hypno del griego hace referencia al sueño se cree –tal como lo creían también los primeros hipnotizadores- que el estado hipnótico es un estado onírico (del sueño). Sin embargo, en realidad este estado no tiene relación fisiológica alguna con el sueño, sino que la persona hipnotizada está perfectamente consciente de lo que pasa a su alrededor.

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